martes, 7 de enero de 2014

¿SABÍAS QUÉ… PUEDES PREVENIR LA CRISIS ASMATICA?



El asma es una enfermedad crónica. Se caracteriza por la inflamación de los bronquios que produce dificultad respiratoria, tos y sibilancias.

Esta inflamación de los bronquios los hace más sensibles y reactivos a cualquier estimulo y desencadenar con facilidad asma.

El asma es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia, afecta entre 10-12% de niños. El asma tiene causas genéticas.
El niño asmático está predispuesto a reaccionar de manera anormal ante estímulos, tales como: esfuerzo (ejercicio, risa o estrés emocional), virus, irritantes (humo del tabaco o perfumes) y alérgenos (ácaros, polvo, pelo y polen). La respuesta a esta situación es inflamación y estrechamiento de bronquios, evitando el paso del aire y desencadenando una crisis asmática.

Los principales síntomas que se muestran ante una crisis asmática son:

  • Tos
  • Sibilancias
  • Dificultad respiratoria o fatiga
  • Sensación de opresión en el pecho

Los síntomas no siempre aparecen con la misma magnitud, pueden variar dependiendo de la severidad de la crisis asmática.
Puede manifestarse a cualquier edad desde el lactante hasta el adolescente.
El diagnostico del asma es principalmente por los síntomas. Existen estudios que auxilian al diagnóstico, tales como la espirometría.
El tratamiento se basa en controlar los síntomas, no es curativo. Es útil mantener al niño sin síntomas y ayudarle a llevar una vida normal.

Para General de Salud, lo más importante es tu salud por eso te damos algunas recomendaciones para prevenir crisis asmáticas:
  • Evitar la exposición del niño a humo de cualquier origen.
  • Mantener la lactancia materna hasta los 6 meses de vida ya que permite la generación de los anticuerpos.
  • Evitar al niño la convivencia con animales domésticos (perros, gatos, etc), especialmente los primeros años de vida.
  • Eliminar los roedores y cucarachas: se sabe que los residuos  de las cucarachas son altamente alergénicos.
  • Disminuir la acumulación de polvo.
  • Evitar el abuso de antibióticos en los primeros años de vida.
  • Fomentar durante el embarazo el consumo de probióticos (yogurt) y antioxidantes (manzanas, café, etc)
  • Evitar el hábito de fumar durante el embarazo.
  • Evitar cambios bruscos de clima.


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